Los peligros de sufrir un infarto cerebral te pondrán la piel de gallina.

Los peligros de sufrir un infarto cerebral te pondrán la piel de gallina.0shares

En la actualidad, los infartos cerebrales son uno de los problema de salud que más aquejan a las personas en todo el mundo, siendo sumamente dañinos, hasta el punto de ser capaz de causar daños permanentes en el cerebro de quien lo padece. Si bien es cierto, se han generado grandes avances en la ciencia, pero aún queda mucha tela que cortar al respecto, siendo responsabilidad de todos develar mayores detalles.

Muchos desestiman los ictus, olvidando que son el equivalente a tener un ataque de corazón pero en el cerebro. Se produce generalmente cuando el flujo sanguíneo de alguna parte de él se ve interrumpida, haciendo que éste sea incapaz de funcionar con normalidad. La parte del cerebro que ha sido afectada enfrenta el riesgo de morir, ya que este órgano necesita un flujo constante de oxígeno para poder funcionar de forma correcta. En vista de estos alarmantes escenarios, Buenamente.com decidió recopilar la información más valiosa sobre los ictus pues más vale prevenir que lamentar.

Luego de un accidente, es importante dirigirse a cualquier centro de salud para valorar su condición.

La mayoría desestima esta práctica, pero es realmente determinante cuando de salvar vidas se trata. 

Específicamente, el tiempo transcurrido desde el evento hasta pasadas las 3 horas es trascendental.

En este período pueden identificarse posibles síntomas de una lesión cerebral (en cualquiera de sus formas) antes de que cause un daño irreparable.

Este lapso se le conoce como "ventana de oro".

No solamente se relaciona con el tiempo, sino que hace alusión más bien a cualquier síntoma que se presente mientras dure.

Es vital para este tipo de pacientes, la atención médica y el tratamiento farmacológico.

Con estas medidas, lo que se busca es propiciar que el flujo sanguíneo retorne su fluidez normal, sin ocasionar mayores consecuencias.

Pese a ello, las estadísticas demuestran que los jóvenes desestiman ir a una revisión médica.

Siendo esa la razón por la cual muchos de los infartos cerebrales que ocurren son más difíciles de tratar, ocasionando incluso la muerte.

El neurólogo Dr. David Liebeskind lo explica a la perfección.

“Existe un período de tiempo muy limitado en el que comenzar el tratamiento resulta crucial. El cerebro es muy sensible a la falta de flujo sanguíneo, inflamación y sangrado, por lo que si los pacientes esperan más de la cuenta, las consecuencias pueden ser devastadoras y permanentes “.

Hay estudios que revelan lo vulnerable que está la población joven al respecto.

La Universidad de California y el Centro Médico Ronald Reagan (EE.UU.) han llevado a cabo consultas cuyos resultados evidencian que de 1.000 personas adultas menores de 45 años entrevistados, el 73% afirman que esperarían a ver la evolución de los síntomas antes de acudir al hospital, siendo ésta la peor decisión que pueden tomar.

El especialista exhorta a la generación de actividades de concientización sobre ello.

“Esto es un problema real y debemos concienciar sobre él, ya que el número de accidentes cerebrovasculares en menores de 45 ha aumentado en la ultima década, la mayoría de ellos con pronóstico fatal”.

Ninguna de las estadísticas en este sentido arrojan alguna esperanza.

Es tal la magnitud de este problema que hoy día cada 40 segundos alguien sufre un infarto cerebral, siendo en gran medida jóvenes que optan por seguir con sus actividades antes de visitar una sala de urgencias.

Existen casos reales donde un instante cambió por completo el curso de la historia.

Uno de ellos es el de una chica de 27 años llamada Reilly, quien llevaba una vida normal, combinada ejercicios con una dieta bastante aceptable y pocos excesos.  

De repente, se levantó por un fuerte dolor de cabeza que le aquejaba.

Era bastante intenso pero no le dio importancia. Siguió su rutina normal hasta llegar al trabajo. De allí, conversando con un compañero de la oficina, le contó de su incidente y éste insistió en que fuese lo más pronto posible a un centro de salud.

Era impensable que una chica como ella tuviera una enfermedad con ésta.

“Era muy escéptica, pensaba que mi compañero exageraba y que me iban a mandar a casa. No tenía ningún síntoma que yo pensará que podía indicar gravedad. Tenía 27 años y estaba sana”.

Los doctores se aseguraron muy bien de dar con el diagnóstico correcto.

“Los médicos me preguntaron por un sinfín de síntomas y reconocí que, durante las semanas previas, una de mis manos se había entumecido ocasionalmente, pero que simplemente la había agitado y continuado trabajando sin darle importancia”.

Los resultados de sus análisis fueron contundentes: Estaba teniendo un íctus o infarto cerebral.

La causa era una enfermedad no diagnosticada, la cual le producía opresión en algunos vasos sanguíneos del cerebro, reduciéndose progresivamente.

¡Qué hubiese sido de ella sin la insistencia de su compañero de trabajo!

Ya sabiendo a lo que se enfrentaba, fue mucho más sencillo que las cosas fluyeran. Poco a poco fue mejorando hasta recuperar su buena salud por completo.

Reconocer un ictus o infarto cerebral es más fácil de lo que muchos pudiesen imaginar.

No hay condición especial de salud que quede exenta de sufrir uno.

Así que diabéticos, hipertensos, obesos o fumadores activos... todos son propensos a esta enfermedad, sólo que ellos están en el límite de riesgo, por sus diversas características especiales.

Una vida saludable es la mejor prevención.

También lo es evitar algunos detonantes, como por ejemplo moderar el consumo de alcohol, de sal y no fumar. Todo esto reducen el riesgo de sufrir un accidente vascular.

Sus síntomas son bastante característicos:

  • Debilitamiento o pérdida de control en alguna extremidad o el rostro.
  • Sensación de cosquilleo en alguna parte del cuerpo.
  • Visión nublada en uno o los dos ojos, llegando incluso a perder por completo la visión.
  • Restricciones del lenguaje, en cuanto a la forma de comunicarse con el mundo.
  • Dolor de cabeza focalizado.
  • Desequilibrio del cuerpo completo.

No dudes en ir a emergencias si sientes alguno de ellos.

Por más aislado que parezca, podían ser el elemento clave entre la vida y la muerte de un paciente. Así es importante entenderlo.

Tu salud está exclusivamente en tus manos.

No desaproveches más esa oportunidad.

¿Conoces alguna persona que haya sufrido de un infarto cerebral? COMENTA y COMPARTE esta información de gran interés con tus amigos para prevenirlos sobre esta silenciosa enfermedad.

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