La estremecedora historia de una niña que murió a los 8 años por envejecimiento prematuro.

La estremecedora historia de una niña que murió a los 8 años por envejecimiento prematuro.0shares

Las circunstancias de la vida pueden llegar a ser realmente duras para algunas personas, aunque muchas de ellas nos brindan las mejores lecciones de vida al enfrentarlas con hidalguía, templanza, valentía e incluso felicidad. Una de los tópicos donde esto queda más en evidencia es en lo que se refiere al plano de la salud, en el cual conocemos casi a diario casos realmente sorprendentes de un sinfín de enfermedades que cobran la vida de quienes las padecen pero son capaces de afrontar el poco o mucho tiempo de vida de la mejor manera posible. Y es todavía más sorprendente cuando los protagonistas de esas historias son unos pequeñines.

Precisamente, Lucy Parke es una de ellas. Desde su nacimiento a finales del 2009, comenzó a sortear con un conjunto de anomalías físicas que llevaron a un terrible diagnóstico, indicándole a sus padres que sufría de un síndrome incurable bastante raro del cual se tenía poco conocimiento y que además provocaba la degeneración del cuerpo en una forma acelerada, siendo su expectativa de vida demasiado corta.

Frente a este panorama, cualquiera podría desmoronarse. Sin embargo, ocurrió justamente lo contrario. Tanto su familia como Lucy procuraron que todo el tiempo que se le permitiera compartir en este mundo fuese de calidad. Entonces, así sucedió hasta que cumplió los 8 años de vida, cuando finalmente el mal que la aquejaba terminó por consumir su frágil cuerpo. Su legado dejó una huella imborrable en la vida de quienes la conocieron, por eso vale la pena recordarla para que más personas aprendan a valorar las pequeñas cosas que hacen de su vida un verdadero regalo. Entérate sobre más detalles de esta conmovedora historia, a continuación.

Hasta su último día, Lucy Parke llenó de amor y esperanza la vida de todos los que la conocieron.

Para su mala fortuna, tan sólo fueron 8 años, debido a que sufría de una atípica enfermedad genética, la cual le produjo una descomposición acelerada de su cuerpo, 10 veces más rápido de lo acostumbrado.

Expiró justo el día de fin de año.

Mientras muchos se ocupaban entre festejos y algarabía para conmemorar la llegada de este 2018, esta familia despedía con tristeza a esta pequeña que, desde su llegada al mundo, fue un ejemplo de valentía y perseverancia.

En el 2010, a los pocos meses de nacer, le fue diagnosticado el síndrome de Hutchinson-Gilford.

Mejor conocido como "Progeria". Es un muy extraño padecimiento sumamente agresivo que afecta el funcionamiento del organismo, al punto de producir su envejecimiento acelerado, cuya expectativa de vida de quien la posee no supera los 13 años de edad.

Llegó a este mundo el 10 de noviembre de 2009.

Pero desde muy pequeña sufrió complicaciones relacionadas con su enfermedad. A los 4 meses se le realizó una cirugía de cadera y, poco tiempo después, comenzó a presentar dificultades con sus tobillos y rodillas. Su alimentación no era muy buena, por ende, no ganaba suficiente peso.

Muchos presentan apariencia normal, manifestando los síntomas entre los 18 y 24 meses.

Lastimosamente, para Lucy no ocurrió de esta manera sino que fue detectada antes de cumplir su primer año, a sus 9 meses. Entre los síntomas más comunes están la pérdida descontrolada del cabello y, paradójicamente, un lento desarrollo muscular, además de una quema exagerada de la grasa corporal.

Sus padres, David y Stephanie, hicieron todo lo que estuvo en sus manos para procurar su felicidad.

Sin embargo, es una enfermedad incurable y poco conocida, que afecta a uno entre 8 millones de niños; por ello es poco lo que se sabe hasta ahora sobre ella.

En su país natal, Irlanda, la noticia causó conmoción en toda la población.

Su caso fue difundido por toda la nación europea, debido a que su familia realizó distintas campañas de recaudación de fondos para poder costear los costosos gastos médicos que generaba la atención de Lucy.

Las declaraciones de sus afligidos padres estuvieron llenas de sentimientos encontrados.

"Hemos perdido a nuestra preciada Lucy. Su cuerpo estaba muy débil, pero su corazón era fuerte. Su amor por la vida y su maravillosa sonrisa nos hace sentirnos orgullosos de ser sus padres".

Sus padres asumieron el reto de amarla hasta al final como al resto de sus hijos.

”Tuvimos a Lucy por un motivo especial y damos las gracias al Señor por tenerla con nosotros. Nuestras convicciones son mucho más fuertes gracias a ella. Lucy ha cambiado nuestras vidas y seguirá influyendo en la vida de muchos otros, en Irlanda del Norte y en el mundo entero”.

Su padre elaboró con sus propias manos un tierno ataúd donde reposaría su frágil cuerpo sin vida.

Fue diminuto, ajustado a su tamaño, de color rosado con un arcoiris en frente.

La escritora Catherine Campbell publicó un libro donde registró la experiencia de Lucy y su familia.

Comentó a los medios de comunicación: "La vida de Lucy ha inspirado y ha emocionado a mucha gente. Era bella en todos los sentidos. Luchó 8 años contra la enfermedad y contra todos los síntomas que padecía".

A pesar de su condición, era una niña con una envidiable vitalidad.

Sus actividades favoritas eran jugar y cantar, como a cualquier niño. Salvo que para Lucy se hacía más difícil pues sufría de artritis y otras complicaciones cardíacas.

Su madre dijo que ubicaron a otros niños que tuvieran esta misma enfermedad.

“Gracias al Círculo de Familia Europeo conocimos otros dos casos, uno en Inglaterra, en octubre del 2011 y otro en Italia, en diciembre de 2012. Fue una buena ocasión para que Lucy conociera a otros niños como ella y que tuvieran las mismas limitaciones. Lucy era muy tímida, pero cuando se le permitía jugar con otros niños, florecía.”

Los médicos hicieron todo lo que estuvo a su alcance para ayudarla.

La familia llevaba a Lucy a sus consultas regularmente y mantenían comunicación con los médicos en Francia y Estados Unidos que actualmente investigan sobre este síndrome, los cuales seguían su caso muy de cerca. Aún es muy poco lo que se conoce sobre éste, así que los esfuerzos no son muy efectivos.

Stephanie alienta a seguir apoyando a los centros de investigación para ayudar a otros.

“Estamos muy agradecidos con todos los que la ayudaron económicamente y rezaron por ella a lo largo de estos años. Actualmente no hay cura, pero la Fundación Progeria está tratando de encontrar una solución. Como hay tan pocos niños afectados en el mundo no se ha investigado mucho”.

Esta familia completa es un ejemplo digno de amor y fe.

Únicamente así puede enfrentarse una situación como esta con una buena actitud.

El único consuelo que queda es que ya quedó libre de todo sufrimiento y dolor.

Sólo el tiempo podrá hacer más llevadero el vacío que deja Lucy en todas las personas que formaron parte de su corta pero significativa vida. Ojalá la ciencia logre en un futuro no muy lejano encontrar nuevas evidencias sobre este síndrome para ayudar a los próximos casos.

¿Qué piensas sobre el testimonio de vida de la pequeña Lucy? Deja tus COMENTARIOS y no olvides COMPARTIR esta historia con tus amigos para que se sientan agradecidos por el don de la salud.

DEJANOS SABEN TU OPINION
TE LO RECOMENDAMOS
TU PUEDE INTERESAR