Esta Valiente Mujer Consiguió Escapar en Medio de Bombazos de Sus Secuestradores, Forzada a Convertirse en Esclava Sexual

Esta Valiente Mujer Consiguió Escapar en Medio de Bombazos de Sus Secuestradores, Forzada a Convertirse en Esclava Sexual617shares

Conoce la historia de Lamiya Haji Bashar, una joven que con tan solo 18 años ha atravesado situaciones tan difíciles y espantosas que a su corta edad su vida no tiene nada que ver con la de otras jóvenes. Ella y su familia practicaban el yazidismo, una religión minoritaria que se concentra principalmente en Irak y en algunas zonas de Irán, motivo por el cual miembros del Estado Islámico mataron tanto a su padre como a su hermano. Ella fue raptada y llevada a un grupo de chicas que son torturadas día día, violadas y esclavizadas sexualmente.

Ella trató de huir en muchas ocasiones, pero siempre fue descubierta y capturada una y otra vez. Como castigo, la golpeaban salvajemente. Hizo su último intento guiando a un grupo de adolescentes atemorizadas. Tras ser sorprendida en el acto, fue llevada ante un juez cuya intención, en primera instancia, era cortarle ambos pies para que no volviera a intentar huir. Pero de acuerdo con el Daily Mail, ella se mantuvo firme:

“Le hice saber que si me cortaba un pie entonces escaparía con el otro. Le dije al juez que jamás me daría por vencida. Por lo que me dijeron que no dejarían de torturándome mientras siguiera tratando de huir”.

Al final pudo conservar los pies, pero la vendieron a otro hombre. No obstante, el destino le dio la maravillosa oportunidad de ser libre, pero no sin cobrarle un alto precio: huir en medio de bombazos y quedar marcada con horribles cicatrices para siempre

La chica y su familia residían en Kocho, una villa al norte de Irak, donde el Estado Islámico amenazó a la mayoría de la población para que se convirtieran al islam afirmando que en caso contrario, serían asesinados. De esta forma, terminó con toda su familia muerta y esclavizada.

Durante los dos años que fue prisionera, además la obligaron a confeccionar bombas suicidas y recuerda con especial detalle la vez en la que la metieron en una habitación con 40 hombres para que ellos abusaran de ella.

“Esos hombres eran unas bestias. Ese es el motivo por la que me mantuve fuerte, quería desafiarlos a pesar de cómo me trataban”.

Ella recuerda que el día de los acontecimientos, el Estado Islámico rodeó su villa, reunió a todas las personas en las calles y les arrebató todas sus pertenencias y bienes. Luego separó a los hombres de las mujeres, asesinando a todos los varones y llevándose a las mujeres a otra zona. Más tarde, las mujeres casadas y las niñas muy jóvenes también fueron asesinadas, mientras que las adolescentes y las mujeres solteras fueron enviadas a Mosul, ciudad donde se convertirían en esclavas sexuales.

“Los hombres siempre llegaban a seleccionar chicas. Si una se mostraba reticente a ir, nos golpeaban. Incluso las chicas de 10 o nueve años lloraban para no ser atacadas. No tengo palabras para describir lo espantoso que era.”

Unas semanas atrás, Lamiya recibió el premio Sakharov, uno de los premios más importantes en temas de Derechos Humanos que otorga la Unión Europea. Nadie Murad, otra chica cuya experiencia es similar a la de Lamiya, también recibió el mismo premio por generar consciencia mediante su espantosa experiencia sobre lo que ocurre en Oriente Medio.

Pero, ¿cuál es la razón de que sean perseguidas estas mujeres y sus familias?

Todo es parte de un conflicto religioso en el que los musulmanes más radicales opinan que los orígenes de su religión, el yazidismo, son diabólicos, dado que incorporan la figura de ángel, la cual no existe en la creencia del islam.

Lamiya al final consiguió escapar, poniéndose en contacto con uno de sus tíos por medio de un teléfono que le había dado su último dueño. De esta manera, planificó con otra adolescente y una chica de nueve años para andar hacia la frontera de Kurdistán. Se fugaron durante la madrugada atravesando un campo minado y la otra adolescente pisó una mina por accidente. Ella y la otra chica perdieron la vida en el acto y Lamiya quedó seriamente herida, pero no se dio por vencida.

Con ayuda de los soldados de la frontera, llegó a un hospital en Kurdistán, donde recibió ayuda médica y más tarde se reunió con su tío. Luego consiguió salir del país y viajar hacia Alemania gracias a Air Bridge Iraq, una fundación sin fines de lucro que se encarga de ayudar a los niños y adolescentes que sufren esta clase de situaciones.

Hoy en día, Lamiya sufre de pesadillas y no ha dejado de pensar en sus hermanas y todas las mujeres que, al igual que ella, no han podido escapar de este absurdo conflicto

“El objetivo de esas personas era destruir a mi gente y a mi religión pero nosotros sobrevivimos. Tengo como misión hacerle saber a todas esas niñas y mujeres que no están solas y que demandaremos la justicia que debe hacerse contra esos animales que tanto daño nos hirieron”.

Es de suma importancia que su historia no solamente sea compartida, sino que además genere conciencia a nivel global sobre lo que acontece en Oriente Medio, para que sea posible ponerle fin a su injusto sufrimiento.de una vez por todas.

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