Conoce a la jabonera de Correggio: la asesina en serie más cruel de la historia de Europa

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En ocasiones, podemos encontrarnos con historias que parecen sacadas de películas de terror o de libros de Stephen King. No obstante, a pesar de tratarse de hechos sumamente macabros, no por eso dejan de ser reales.

Hoy queremos traerte la historia de una mujer que hizo sacrificios humanos por "el bien" de su hijo favorito. Los métodos usados para matar a sus víctimas fueron horrendos, tanto que hoy en día aún los seguimos recordando. Sin embargo, lo que hizo con los cuerpos fue aún más aterrador: los convirtió en jabones y en galletas para sus invitados.

A continuación, compartiremos los detalles de los macabros crímenes de la mujer que se ganó el apodo de "la jabonera de Correggio" y que hoy por hoy sigue siendo una mancha negra para la historia de Europa. Más te vale no estar comiendo, porque perderás el apetito después de leer esto.

Si entras en el sitio web del "Museo Criminológico de Roma" y buscas por Leonarda Cianciulli, descubrirás que su apodo era "La saponificatrice di Correggio".

Lo que se traduce a "La jabonera de Correggio". Sin embargo, ¿qué puede tener de siniestra una fabricante de jabones? Resulta que esta mujer usaba los cadáveres de sus víctimas para convertirlos en barras de jabón y luego regalarlos a sus amigos.

Entre los años 1939 y 1960, Leonarda mató a 3 mujeres.

Al parecer, Cianciulli era extremadamente supersticiosa. Según cuenta el museo, esta mujer era perseguida por la predicción de una adivina que le dijo que todos sus hijos morirían. Por lo que decidió hacer sacrificios humanos, siguiendo las instrucciones de una especie de magia negra, para proteger a sus 4 hijos. Sobre todo a Giuseppe, su hijo favorito, que acababa de unirse al ejército italiano.

Desde temprana edad, Leonarda tuvo una vida miserable.

Había sido producto de una violación, por lo que su madre jamás la amó. De hecho, ella maltrataba a su hija todo el tiempo.

Eso motivó a Leonarda a intentar suicidarse en un par de ocasiones, pero sin tener éxito.

Para deshacerse de Leonarda, su madre planeó una boda con su sobrino, pero ella se negó rotundamente. Por lo que terminó contrayendo nupcias con Raffaele Pansardi, aún cuando su madre lo desaprobaba.

Después del casamiento, Leonarda y Raffaele decidieron mudarse a Lauria, el pueblo origen del esposo.

Sin embargo, un terremoto devastó la localidad, lo que hizo que terminaran viviendo en Correggio. En el pueblo, Leonarda era reconocida como una vecina modelo que tenía su propia tienda de jabones.

Pero entonces, ocurrió lo inimaginable: una adivina le dijo la terrible predicción y ella decidió cambiar su suerte a través de sacrificios humanos.

Las tres víctimas resultaron ser sus propias amigas, quienes fueron engañadas, drogadas y asesinadas con un hacha.

La primera víctima fue Faustina Setti.

Quien creía que Leonarda le había encontrado un marido, sin embargo, solo se trató de una vil mentira. Esta fueron las palabras de Leonarda al respecto:

"Arrojé los pedazos en una olla, agregué siete kilos de soda cáustica (que había comprado para hacer jabón) y agité la mezcla hasta que las piezas se disolvieron en una papilla espesa, oscura, que vertí en varios recipientes y luego arrojé a una fosa séptica".
"En cuando a la sangre de la cuenca, esperé a que se coagulara, la sequé en el horno, la molí y mezclé con harina, azúcar, chocolate, leche y huevos, así como un poco de margarina, amasando todos los ingredientes juntos. Hice un montón de pasteles crujientes para el té y los serví a las damas que vinieron a visitar, aunque Giuseppe y yo también los comimos".

Su segunda víctima fue Francesca Clementina.

Quien creía que Leonarda le había encontrado un trabajo como profesora en una escuela lejos de su pueblo. Ella también corrió con la misma suerte de Faustina, siendo asesinada brutalmente.

Su tercera y última víctima fue Virgina Cioppo.

Quien cayó con el mismo truco, sólo que ella era más rica que las mujeres anteriores y su desaparición causó sospechas.

"Ella terminó en una olla, al igual que las otras dos… su carne era grasa y blanda, cuando se había derretido le agregué una botellas de colonia, y después de mucho tiempo en ebullición fui capaz de hacer algunos jabones cremosos bastante aceptables. Le di barras a mis vecinos y conocidos. Sus galletas fueron las mejores: era una mujer muy dulce".

Y Leonarda había sido muy inteligente para cubrir su rastro.

Ella había convencido a las 3 mujeres para que escribieran cartas a sus familiares y amigos sobre su inesperada partida, al mismo tiempo que dejaban notas para tranquilizarlos y hacerles saber lo felices que estaban.

Sin embargo, la cuñada de la última víctima sospechó de la ausencia de Virginia.

Por lo que decidió acudir a la policía e indicó que la última persona que la había visto había sido Leonarda. Cuando la policía le preguntó al respecto a Cianciulli, ella lo confesó todo y nunca mostró arrepentimiento de sus acciones.

Al final, fue sentenciada a 30 años de cárcel y 3 de asilo, muriendo a la edad de 76 años.

Y tú, ¿qué opinas al respecto?

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