Enfermos mentales en el siglo XIX: Encadenados y durmiendo en sus propios excrementos

Enfermos mentales en el siglo XIX: Encadenados y durmiendo en sus propios excrementos0shares

En el progresista siglo XXI, la mayoría de las enfermedades mentales y desórdenes no están plagados por el estigma social que avergonzó a los pacientes cientos de años atrás. De hecho, el tratamiento de los enfermos mentales en el siglo XIX iba más allá de una marca figurativa de desgracia que afligía a estos pacientes, era brutal y físico.

En la década de los 1800s, la gente que no estaba bien mentalmente en Gran Bretaña e Irlanda era confinada a anexos, tratada como animales salvajes y mantenida en abominables condiciones en psiquiátricos o asilos privados. Eran encadenados a la pared por un brazo o una pierna, con más nada que una bata-manta abierta por el frente con un cierre. Los dejaban yaciendo en su propio excremento, con poca agua y sin calefacción y si tenían algo de vida aún en sus cuerpos, podían gemir y gritar pero a los cuidadores no les importaba.

Los desgarradores detalles del trato inhumano y espantoso que recibían estos pacientes son revelados en el libro Lunáticos, imbéciles e idiotas

'El deterioro de su mente, fuera desde el nacimiento o adquirido a través de una lesión o enfermedad, era una condición que debía ser atendida y tratada cuando fuera posible', dicen en en libro sus autores. Kathryn Burtinshaw y el Dr. John Burt. Sin embargo, la atención que estos pacientes recibían estaba muy lejos de ser un cuidado adecuado. Se usaban mitones para prevenir que el paciente se rascara o se indujera el vómito y se usaban camisas de fuerza eran usadas para mantener sus brazos contra su pecho.

Se confinaba a los pacientes violentos en pequeños closets de madera o 'pens', y se les sometía con camisa de fuerza y grilletes y eran obligados a usar máscaras de cuero que cubrían su cara y se cerraban con correas de cuero por detrás. No había agua corriente, ni aire circulante, ni calefacción. Y había cuidadores de asilo crueles que no sólo ridiculizaban a los afectados de la mente, sino que los golpeaban e incluso los asesinaban brutalmente frente a otros pacientes.

Hoy te contaremos algunos de los casos más curiosos e interesantes recogidos en el libro por la señorita  Burtinshaw y el Dr. Burt.

La familia Wightman

Fueron descubiertos por el "Inspector de Lunáticos" en el Manicomio Hallcross en Musselburgh, Midlothain en 1860, Escocia. Ellos fueron considerados en diferentes grados "imbéciles, ineducables, irresponsables e incapaces de guiarse o mantenerse por sí mismos". Se sospechaba que la causa era la endogamia.

El Asilo Real para Lunáticos Murray de Perth, Escocia

Esta institución estaba diseñada para que el paciente de peor comportamiento pudiera ser alimentado y vestido y aquellos de entre las clases sociales más altas, que podían pagar por ello, eran hospedados y cuidados como si estuvieran en un palacio. En la imagen, pacientes femeninas del asilo vestidas en ropas que las hacían sentir cómodas, 1860.

Pacientes masculinos del Asilo Murray, en Perth, 1860

En esta institución se apuntaba a proveer un ambiente seguro y hogareño y evitar "cualquier sombría apariencia de confinamiento".

El Asilo y Orfanato para Niños "Idiotas" en Baldovan

Ubicado cerca de Dundee, fue el primero de su clase en Escocia y el segundo en Bretaña. El Asilo se especializaba en el cuidado de niños "imbéciles e idiotas". Un niño con una discapacidad era una carga para la clase obrera, quienes escasamente podían costear cuidados, así que con frecuencia eran enviados a asilos. "Fuera de la vista, fuera de la mente", era como pensaba la clase trabajadora, al igual que las familias de clase media y alta.

Le tomó más de un siglo a los filántropos y personas influyentes reconocer el predicamento de aquellos considerados locos

Categoría en la cual se incluía a quienes sufrían de desórdenes congénitos como síndrome de down, sordo mudos y epilépticos. Todos eran sometidos a los mismos tratos primitivos y enviados a asilos para esconderlos.

El siglo XIX y las actitudes progresistas condujeron el cambio. "Se desarrolló el entendimiento de que estas personas también eran seres humanos, quienes, sin tener ninguna culpa, se convirtieron en la clase más vulnerable de la sociedad en Gran Bretaña e Irlanda". Los asilos privados o manicomios existieron en Inglaterra por siglos antes de que los asilos estatales se construyeran, asemejándose a castillos, excepto por las torres de agua.

El personal del asilo 

El personal vivía con los pacientes noche y día bajo el mismo techo y debía ser culto, así como ser capaz de tocar un instrumento musical y hablar un idioma extranjero, para que pudieran alentar y participar en actividades. En la imagen, personal del Asilo Murray, en Perth, Escocia, 1860.

Se esperaba que el personal del asilo proveyera un modelo a seguir recto y de comportamiento decente 

Así como que no se desviara e hiciera uso excesivo de la fuerza cuando lidiaran con pacientes violentos. Ellos ponían sus vidas en riesgo incluso en un paseo. En un caso, un lunático suicida saltó a un lago, la enfermera lo siguió, el lunático saltó sobre la enfermera y se plantó sobre ella para ahogarla. Por suerte, unos jóvenes que pasaban la rescataron. Una salida del personal del Asilo Real Monrose representa un grupo bien arreglado pero de rostro adusto.

La locura fascinaba a la gente 

Incluso había espectadores que pagaban una entrada para visitar los asilos, de la misma manera que visitaban zoológicos o el teatro. Algunos manicomios privados sólo estaban interesados en la ganancia financiera de pedir grandes sumas a los familiares de los enfermos. Había muy pocos incentivos para ayudar a los pacientes a recuperarse, porque eso pondría fin a su asignación monetaria.

Los enfermos con frecuencia también recibían malos tratos dentro de su casa, donde eran escondidos del pública por el estigma de la enfermedad mental. Si no había familiares sobrevivientes, a los medianamente sensatos se les permitía vagar libremente por el campo.

Algunos doctores estaban más interesados en la naturaleza de la locura del paciente, que sólo podía probarse en exámenes post-mortem, así que no necesitaban mantenerlos vivos. Fue sólo después de la visita a un asilo en 1815 del miembro del parlamento y filantropista cuáquero Edward Wakefield, que la chocante realidad fue puesta al descubierto y una investigación de comité selecto fue conducida. Esto marcó el cambio de frente a las reformas y nuevas regulaciones para cuidar de los enfermos mentales.

Como parte del programa de terapia moral que hizo evolucionar los asilos en el siglo XIX, los pacientes eran alentados a trabajar en oficios que conocieran como requisito de admisión

Aquí los vemos recolectando papas en la granja del Asilo para Lunáticos Dundee, en Dundee, Reino Unido.

En invierno, pacientes masculinos despejaban el hielo y hacían curling en el Asilo Real de Edimburgo, Escocia

Mientras que los asilos alentaban las actividades deportivas, también debían cuidar de que los pacientes no trataran de escapar cuando estuvieran afuera en lo terrenos.

Con la evolución de los manicomios previos al siglo XIX a asilos estatales, la recreación y las actividades de esparcimiento como el baile se consideraban un vínculo vital con la recuperación y rehabilitación

Pacientes bien vestidos le dan la bienvenida a la música y el baile, en esta foto del Asilo Real de Monrose, Escocia.

Algunas de las condiciones más inhumanas incluyeron:

Una mujer encadenada a su cama por siete años y otra mujer en una camisa de fuerza por 10 años. Los bastidores de las camas de los pacientes en el Asilo Real de Glasgow tenían fondos de lienzo y estaban posicionados sobre depresiones hundidas en el suelo las cuales eran rellenas de agua. Los pacientes sucios y destructivos eran dejados yaciendo en el suelo en aislamiento en el suelo sin más dónde dormir que paja y una manta. Los pacientes eran bañados una vez a la semana cuando mucho y la paja en la que dormían estaba empapada de orina.

El cuidado de enfermos mentales crónicos fue eventualmente transferido a instalaciones psiquiátricas basadas en comunidades en el siglo XX

Y muchos de los hermosos asilos para lunáticos del siglo XIX que parecían palacios han sido renovados como casas residenciales de lujo o apartamentos.

Si esas paredes hablaran.

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