8 Absurdas tradiciones que deben de seguir los hijos de la realeza.

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La vida de los monarcas puede parecer muy fácil para nosotros los ciudadanos comunes y corrientes. Pero en realidad, los miembros de la familia real tienen que someterse a tradiciones súper antiguas desde edades muy tempranas. 

Su agenda siempre se encuentra completamente llena de actividades. Cada uno de sus días está plenamente organizado, así que evidentemente se trata de una vida un tanto estresante. A pesar de esto, se pueden encontrar muchas cosas interesantes entre tantas reglas y requerimientos.

En Buenamente, les contaremos algunos de los datos más curiosos relacionados a las familias reales, como el jardín de infantes al cuál acudió la futura Reina de España, el automóvil que Paul McCartney presentó al Príncipe George, y muchas otras cosas que te harán tener una pequeña idea de lo que es la vida para las personas de sangre azul.

1. Sus nombres.

Los príncipes y las princesas llegan a tener entre 3 y 4 nombres y, en vez de tener un apellido al igual que todos los demás mortales, ellos llevan por apellido su condado. Por esto, el primer hijo del Príncipe William lleva por nombre George Alexander Louis de Cambridge. En Suecia, la pequeña princesa es la Princesa Estelle de Suecia, Duquesa de Östergötland.

Para el nombre del tercer nieto de la Reina que fue anunciado dos días después de su nacimiento, se pensó en Arturo o James. Incluso su padre el Príncipe William pensó en nombrarlo Jack. Aunque al final fue llamado Louis, nombre que significa “famoso en batalla” o “guerrero famoso”.

En el Reino Unido, al nacer un heredero siempre hay una multitud de personas que esperan con ansias su nacimiento.

E incluso hacen apuestas sobre su nombre. También todos los periodistas de cualquier medio relevante local estarán allí a la espera del anuncio que el bebé nace sano y su nombre.

2. Sus nacimientos.

En el Reino Unido, a la Reina siempre se le debe informar primero cuando un heredero está por nacer. Ya es la tercera vez que el Príncipe William ha tenido el placer de contarle semejantes buenas noticias a su abuela, por medio de un número telefónico encriptado. 

El duque de Cambridge resultó ser bastante chapado a la antigua, y prefiere siempre recoger a su esposa en la sala de maternidad. También es común que el equipo de médicos que está encargado del nacimiento de los bebés firmen un acuerdo de confidencialidad. 

Los nietos de Elizabeth II no podían llamarla abuela. William no tenía permitido decir “abuelita”, así que ella respondía a “Gary”.

Hasta el año 1948, a la realeza no se le permitía ver a los bebés recién nacidos.

En la actualidad, el Príncipe William podrá acompañar a su esposa y darle todo su apoyo durante la labor de parto.

El rey Bhután Jigme dio la orden de plantar 108,000 árboles para celebrar que su esposa trajo al mundo a su niño en febrero de 2016.

3. Los regalos que reciben.

Cuando se trata de regalos, prácticamente nada se encuentra fuera del alcance de los pequeños de la familia real. Podrías pasar casi todo el día pensando en cualquier regalo excéntrico y ostentoso, y aun así difícilmente podrías imaginar algo a lo que ellos no puedan acceder.

El nieto de Carol Middlenton, por ejemplo, recibió de su parte una cebra para que la montara. 

El príncipe George tiene una enorme colección de autos: el Volkswagen GTI de su padre, una Range Rover de parte de Beckhams, un Bugatti que le regalaron Beyonce y Jay-Z, un Jaguar, 3 Rolls-Royce que les regalaron Hellen Mirren, Elton John, y el mismísmo Beatle, Paul McCartney… y más, pero ya te haces la idea.

Los niños reales reciben la mayoría de los regalos en sus cumpleaños. Como el heredero búlgaro que sopló su pequeña vela en una torta gigante cuando cumplió un año, y la Princesa Charlotte fue felicitada por 64 países: le regalaron una manta de Australia hecha de la lana del merino de Tasmania, un conjunto de estatuas de seda de China, y un póster de 1937 de Blancanieves y los siete enanitos que costó $ 200,000.

4. Los juegos y juguetes que prefieren.

El consenso en las familias reales parece ser la preferencia por los deportes y actividades al aire libre, en lugar de utilizar dispositivos electrónicos. Un buen ejemplo es la familia real de Bélgica, quienes aman esquiar. También, las 3 princesas de Holanda aman jugar en la playa con su perro.

Otra regla estricta para los niños de la familia real: ¡no pueden utilizar tabletas!

¿Ven que era en serio lo de alejarse de los dispositivos electrónicos? El príncipe William y Kate, que son muy bien educados, prefieren que sus hijos jueguen con juguetes que los dejen desarrollar su imaginación y pensamiento lógico.

Otro dato interesante es que a la familia real británica ¡no se le permite jugar Monopolio!

La familia real  ha conservado colección de juguetes de Isabel II. Después del nacimiento de su nieto, la abuela decidió dejarlo jugar con este "tesoro": sus muñecas personales, el carro del príncipe Carlos y el carruaje de bebé de la princesa Margarita. Antes, nadie podía tocarlos.

Muchos niños reales tienen un juguete favorito que nunca abandoan. La princesa Ingrid Alexandra de Noruega tiene un león suave con una corona y la hija mayor del Rey de España lleva siempre consigo un pato rosado.

5. Su manera de vestir.

Por supuesto, la realeza tiene que ser el ejemplo a seguir de la elegancia a la hora de vestir. Así lo demuestra la familia real española. Desde pantalones cortos y vestidos de verano para el clima rápido, hasta trajes y abrigos para ocasiones más formales y temperaturas más bajas, el rey Philipp VI, la reina Letizia, y las princesas Sofía y Eleonor, siempre lucen todos perfectos.

Kate elige ropa que la mayoría de los británicos puede pagar.

La ropa del príncipe George es muy similar a la de su padre: suéteres, camisas a cuadros y abrigos de doble botones, con la diferencia de que se supone que use shorts hasta los 8 años. Igualmente, también se puede apreciar un estilo muy similar entre la princesa Charlotte y su madre.

Pero eso no siempre sucede cuando se trata de vestir a los niños reales. El nieto del Emperador de Japón, el Príncipe Hisahito de Akishino, debe usar trajes tradicionales especiales para asistir a ceremonias e iniciaciones.

6. Deberes reales desde muy pequeños.

Los niños de la familia real no pueden ser sólo niños y jugar todo el tiempo. De hecho, tienen roles muy importantes. Los príncipes y las princesas también tienen roles en su país y en asuntos internacionales.

El futuro rey de Mónaco, Jacques, debe acompañar a su madre de viajes a otro país, en vez de quedarse jugando. 

Los Duques de Cambridge siempre encuentran tiempo para unas vacaciones familiares, de esa manera equilibran sus obligaciones con el protocolo y su deber con la familia.

Moulay Hassan, el príncipe de Marruecos, ha estado visitando reuniones oficiales con su padre desde la temprana edad de 10 años.

7. La herencia real en diferentes países.

El derecho de sucesión es un tema importante en la realeza. El Príncipe Jaques es el heredero del trono en Mónaco, aunque la Princesa Gabriella nació antes. En Japón, las niñas no pueden ser herederas, razón por la cual entre los nietos del emperador Akihito, el más joven es el heredero. La princesa de Bélgica, Elizabeth, no puede volar en el mismo avión que su padre porque es la heredera del trono.

El Príncipe George es el tercero en la lista de herederos, aunque luego de los cambios hechos en la ley de sucesión en 2013, los niños ya no tienen una ventaja sobre las niñas.

8. El enfoque de la crianza real.

William a veces deja que sus hijos sigan los consejos de su madre, la princesa Diana, quien decía: "Sé tan travieso como quieras ... sólo no dejes que te atrapen".

Charlene, la princesa de Mónaco, se quiso dedicar a la crianza de sus gemelos cuando nacieron.

Sólo rara vez confiaba en niñeras para dejarlas solas con los niños. No fue hasta más tarde cuando la familia real llevó a los niños a una escuela donde pudieron interactuar con otros niños y los maestros allí les ayudaron a descubrir sus talentos creativos e intelectuales.

La crianza es increíblemente estricta para la familia real Noruega desde que son muy pequeños.

Por esta razón, la princesa Ingrid dio su primer discurso público a la edad de 6 años, y tan solo 6 años después, a sus 12 años, se le asignó la importantísima tarea de dar la declaración de apertura en los Juegos Olímpicos Juveniles de Invierno en 2016.

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